Ninguna corporación fuera de las compañías de fideicomisos organizadas de acuerdo con las leyes de Puerto Rico tendrá o ejercerá en Puerto Rico el derecho de recibir en fideicomiso depósitos de dinero, valores u otra propiedad mueble de cualquier persona o corporación; ni tendrá o ejercerá en Puerto Rico cualquiera de las facultades especificadas en los incisos (1), (4), (5), (6), (7), (8) y (9) de la sec. 363 de este título, ni tendrá o mantendrá oficina en Puerto Rico para llevar a cabo, ni tampoco llevará a cabo, directa o indirectamente, negocio alguno de esa índole ni similar. Sin embargo, se establecen las excepciones siguientes: un banco federal de reserva podrá ejercer las facultades que se confieren por el inciso (1) de dicha sección, si para ello estuviere autorizado por las leyes de los Estados Unidos; cualquier corporación del país que, a la fecha en que empiece a regir esta ley estuviere ejerciendo legalmente cualquiera de la facultades que se confieren por el referido inciso, podrá continuar ejerciendo tales facultades; y cualquier compañía de fideicomisos incorporada en otro territorio o en un estado de los Estados Unidos podrá ser nombrada, aceptar el cargo y actuar como albacea del último testamento de un finado, o como fiduciaria de acuerdo con dicha última voluntad o testamento, siempre que a las compañías de fideicomisos de Puerto Rico se les permitiere actuar como tales albaceas o fiduciarias en el territorio o estado donde esa corporación extranjera tuviere su domicilio y siempre que la misma hubiere otorgado y archivado en el Departamento de Estado de Puerto Rico un documento nombrando al Secretario de Estado bajo su cargo o título oficial, su verdadero apoderado legal para recibir o firmar todo emplazamiento o citación en cualquiera acción o procedimientos contra dicha albacea o fiduciaria que afecten o se refieran a los bienes o a la herencia que representa o tenga en su poder la mencionada albacea o fiduciaria, o a los actos u omisiones de la referida corporación en lo concerniente a dichos bienes o herencia, con efecto igual a si la corporación existiera en Puerto Rico y se le hubiera emplazado o citado legalmente en la acción o procedimientos, y siempre que, además, hubiere archivado en el Departamento de Estado de Puerto Rico copia de sus cláusulas de incorporación, certificada por el secretario de la corporación bajo el sello de ésta, junto con la dirección postal de su oficina principal.
Ninguna corporación extranjera autorizada para actuar como albacea del último testamento de cualquier finado, o como fiduciaria bajo tal testamento, o de otro modo, establecerá o mantendrá, directa o indirectamente, sucursal o agencia alguna en Puerto Rico, ni procurará de ningún modo, directa o indirectamente, negocio alguno como albacea o fiduciaria en Puerto Rico. Si alguna corporación extranjera de esa clase infringiere esta disposición, no será después nombrada albacea o fiduciaria en Puerto Rico ni actuará como tal. Ninguna de las disposiciones de esta sección afectará la validez de cualquier hipoteca que hasta ahora se hubiere constituido por una corporación extranjera a favor de una compañía de fideicomisos que hiciere negocios dentro del domicilio extranjero del deudor hipotecario para garantizar el pago de una emisión de bonos, sino que tal hipoteca podrá ejecutarse de acuerdo con las leyes de Puerto Rico contra cualquier propiedad situada en el Estado Libre Asociado y comprendida en la hipoteca.