(A) Toda persona que interese perpetuar la memoria de un hecho para evitar el riesgo de que la prueba al efecto pueda perderse por la ausencia o muerte de testigos, por la pérdida o destrucción de documentos o por cualquier otra razón, podrá acudir ante un notario para que autorice un acta de notoriedad ad perpetuam rei memoriam.
(B) No podrán ser perpetuados por este medio aquellos hechos que:
(1) Sean objeto de alguna controversia judicial al momento de la solicitud;
(2) ocasionen perjuicio a persona cierta y determinada, o
(3) se pretendan utilizar a los fines de lograr un cambio de identidad mediante alguna modificación del nombre o de los apellidos que consten inscritos en el Registro Demográfico.